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Hoy en día, las mujeres de América Latina continúan al margen del sistema financiero. Trabajan por su cuenta en múltiples labores informales para cubrir sus necesidades básicas sin posibilidad de acceder a bancas tradicionales o créditos. Según el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), solo el 49% de las mujeres tienen una cuenta bancaria, el 11% ahorra y el 10% dispone de crédito. Frente al vacío que generan los sistemas financieros formales, las microfinanzas representan una oportunidad para incentivar el empoderamiento económico de las mujeres -sobre todo de aquellas que presentan condiciones de vulnerabilidad- a través del acceso a capital, que les permite invertir en sus negocios y mejorar sus condiciones de vida. En los últimos años, la integración de la tecnología en forma de plataformas digitales y servicios de banca digital ha mejorado la eficiencia y reducido los costos, pero aún persisten desafíos como la falta de garantías, los sesgos de género y las normas sociales que dificultan el acceso de las mujeres al crédito y a los servicios financieros.
América Latina y el Caribe representan el 44% del mercado global de microfinanzas, siendo la región con el mayor volumen total de créditos en el mundo, y la segunda a nivel de clientes. Sin embargo, la realidad es que muchas instituciones financieras no conocen el impacto real de esos créditos, o los desafíos que podrían estar generando en la población, especialmente en las mujeres. Establecer mecanismos de medición de impacto social nos permite entender cuántas mujeres acceden a un crédito por primera vez, conocer la importancia de la educación financiera, cuantificar el impacto del crédito en incrementar sus ingresos, y comprender la carga del repago en su día a día. Finalmente, nos ayuda a entender el impacto real del crédito en la calidad de vida de las mujeres. Y si queremos ir más allá, podemos no solo desagregar la data por género, sino también por niveles de ingreso, edad, origen étnico, ubicación geográfica, entre otros, permitiéndonos entender mejor la línea de la que partimos y el impacto que tenemos para los grupos más importantes.
Pro Mujer es una empresa social que desde hace más de 33 años trabaja para avanzar hacia la igualdad de género en América Latina, con la misión de acompañar a las mujeres para que alcancen su máximo potencial y así, mejoren sus condiciones de vida e impacten positivamente en sus comunidades. Al complementar el financiamiento con capacitaciones continuas sobre educación financiera y emprendimiento –ahorro, capacidad de pago, habilidades digitales, metas – y servicios de salud para las mujeres –mastografías, papanicolaou, consejerías clínicas, asesorías digitales, controles de glucosa y diabetes– Pro Mujer busca romper las diferentes barreras estructurales y necesidades que podrían impedir que las usuarias saquen el máximo provecho de su crédito y al mismo tiempo maximizar el impacto positivo en sus vidas.
La medición de datos con enfoque de género siempre ha sido una prioridad para la organización, permitiéndoles entender mejor las condiciones específicas y los perfiles de cada una de las mujeres con las que trabajan. Mantenerse cerca de las usuarias, conocer su contexto y acompañarlas en su transformación se ha convertido en parte de la metodología de Pro Mujer. Es así que pueden ajustar los programas para que atiendan las necesidades reales de cada sector de la población, potenciando el impacto social de sus herramientas financieras y acompañando a las mujeres a construir negocios resilientes que cambien su vida de manera significativa y a largo plazo.
Desde el 2022 Pro Mujer viene participando en el Índice Global de Impacto Social de las Microfinanzas, una iniciativa de inclusión financiera que proporciona datos de impacto comparables para la industria de las microfinanzas, datos impulsados completamente por las opiniones de los clientes de las instituciones financieras. Esta iniciativa fue desarrollada por 60 Decibels luego de haber trabajado en cientos de proyectos de inclusión financiera a nivel global, buscando entender y conocer el impacto real de los microcréditos en la calidad de vida de las personas. En el 2023 el índice se ha ampliado, con 115 Instituciones Financieras participantes, conversando con más de 32,000 clientes en 32 países. En el caso de Pro Mujer, su participación en el Índice es resultado de 1953 conversaciones telefónicas con sus clientes.
El índice mide el impacto social de las instituciones de microfinanzas (IMF) en sus clientes a partir de 6 dimensiones claves con preguntas estandarizadas (acceso, impacto en el negocio, impacto en el hogar, protección al cliente, resiliencia y agencia), permitiendo establecer benchmarks globales y regionales frente a los cuales cada IMF puede comparar sus resultados. A partir de la información obtenida en el 2022 Pro Mujer estableció una línea de base que les está permitiendo ajustar sus programas a las realidades de sus clientas, para irlos modificando con ayuda de métricas de impacto recopiladas a lo largo del proyecto. Por ejemplo, si la capacidad de ahorro de las usuarias no aumenta a partir del crédito, buscan maneras de fortalecer su currícula de capacitaciones en ese aspecto; o si su calidad de vida no se transforma, analizan los modelos de sus negocios y les ofrecen acompañamiento personalizado para mejorar el uso de su crédito. Algunos ejemplos se detallan a continuación:
Este es el segundo año que se publica el Índice de Microfinanzas a nivel global, y el segundo año consecutivo que ProMujer mide el impacto de su portafolio. Contar con más Instituciones Financieras que, de manera recurrente midan el impacto social de sus créditos permitirá contar con más información en el sector, y buscar generar la inclusión.
Puedes leer un poco más sobre los principales insights del Índice 2023 a nivel global acá. Este año 60 Decibels conversó con más de 32,000 mujeres a nivel global, 66% de la población total de entrevistados. Los datos muestran que las clientas de microfinanzas obtienen mejores resultados que los hombres en términos de productividad del uso de sus préstamos, impacto en sus hogares y nuevas habilidades financieras. Sin embargo, tienen la misma probabilidad que los hombres de verse agobiadas por sus pagos, y tienen menor acceso a “buenas alternativas”. En Septiembre se estará publicando el reporte final con aún más información que permitirá identificar mejores prácticas a tomar en consideración.
Poder visualizar el impacto desde las diferentes dimensiones que comprenden la vida de las mujeres es fundamental para entender el poder que tienen las microfinanzas para empoderar a las mujeres económicamente, ayudarlas a salir de la pobreza, ganar autonomía económica y transformar sus vidas y comunidades. Pro Mujer ya se encuentra diseñando productos que apuestan por la capacidad y empoderamiento de las mujeres, ahora están buscando dar el siguiente paso e implementar la medición de impacto y resultados como una manera efectiva de mejorar sus productos y ajustarlos a las necesidades reales de las usuarias para garantizar que sean sostenibles y equitativos en el largo plazo.
